miércoles, 10 de mayo de 2006

Tanto (destrozado) para tan poco (beneficio)

TANTO (DESTROZADO) PARA TAN POCO (BENEFICIO)

Desde que se produjo el proceso de información pública del proyecto de construcción de la Autopista de Málaga (tramo: Alto de las Pedrizas-Torremolinos, en el trazado comprendido desde el mencionado Alto de las Pedrizas hasta su enlace con la futura Ronda de Circunvalación Oeste de Málaga -conocida popularmente como hiperronda-, en el término municipal de Málaga, en la zona del Puerto de la Torre), hemos intentado conocer las alegaciones del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Demarcación de Andalucía Oriental) puesto que, según algunas fuentes, tenían mucho interés.

Después de muchos meses de búsqueda ya tenemos ese documento
Con este proyecto ha venido a suceder lo de siempre: su aceptación silenciosa o, como ha ocurrido con algunos medios de comunicación, su recepción entusiasta con apelaciones genéricas a las infraestructuras como supuestos motores de "desarrollo" -especialmente a las viarias- sin pararse en ningún otro tipo de reflexión. El trazado de una nueva autopista podría pasar por encima de la catedral de Málaga y serían pocas las protestas ante tamaño desaguisado.


Algo parecido sucede con el tramo Alto de las Pedrizas-Torremolinos de la Autopista de Málaga. En nombre del desarrollo y de las necesidades cada vez más voraces de los flujos automovilísticos se 'objetiviza' y, lo que es peor, no parece existir alternativa alguna. Si alguien plantea objeciones será tachado de técnicamente insolvente o de taliban. Nos parece evidente que ninguna de estas dos circunstancias se pueda argumentar con respecto al Colegio de Ingenieros.

De sus alegaciones sobresale la posibilidad de una alternativa: la reformulación de la actual autovía Las Pedrizas-Málaga. Literalmente se dice:
"Estimamos ahora, sin embargo, más viable la continuidad de la autovía por la actual de Las Pedrizas-Málaga con la implantación de un tercer carril en cada calzada de ella, conservando la orientación actual de la autovía Córdoba-Málaga, porque no existen graves obstáculos técnicos para su ejecución ya que cada una de las calzadas tiene la plataforma preparada para facilitar esa acción. El nuevo acceso -prosigue el Colegio en sus alegaciones- sólo en vía rápida, con o sin peaje, permitiría salvar la dificultad temporal que entrañaría la ampliación del actual acceso en autovía, sometida a un creciente incremento de tráfico y con la presencia de angosturas en los enlaces actuales con la actual ronda exterior de Málaga. Otras futuras soluciones, más amplias e interiores, que sirvan la movilidad transversal, podrán recoger innumerables accesos análogos al propuesto; orientándolos hacia diversificar la red propia de la fuerte conurbación Este-Oeste, que debe seguir centrada en la ciudad de Málaga y su puerto".

Su impacto ambiental, aunque con un cierto laconismo y con algunas imprecisiones, se califica de grave, ampliando este argumento para los casos del arroyo Cauche y el Barranco del Sol: "A pesar de los numerosos viaductos y el largo túnel, resulta un tramo que, con doble calzada, agrede sobremanera a un paraje de exuberante vegetación mediterránea, de densa población rural, con distribución de viviendas de gran calidad ambiental y que se perjudicará gravemente como hábitat natural y humano bajo ninguna protección legal y cuya ausencia de enlaces en la nueva vía impedirá cualquier amparo".
No resolverá los problemas de conexión con el Valle del Guadalhorce y la Costa del Sol Occidental, ampliando los ya existentes en el municipio de Málaga: Creará "graves problemas de congestión urbana en un entorno de población de alta densidad". Las alegaciones se refieren a su conexión con la segunda circunvalación en el Puerto de la Torre. Ambas se entienden independientes en el tiempo y en el espacio. Además, se postula la conexión desde el km 8,5 en Almogía con la autovía de Málaga a Cártama.
En realidad, se concluye: "La autopista Las Pedrizas al Valle del Guadalhorce y la Costa del Sol es una necesidad perentoria por su trascendencia para el área metropolitana. Requiere un amplio estudio territorial y no limitado a un solo concepto de dar continuidad de trazado en autopista, lo que podría por el citado tercer carril en la existente, hasta que se oriente sagazmente el crecimiento de la conurbanización bajo el imperio de las demás administraciones".
No vamos a comentar estas alegaciones, algunos de sus párrafos hablan por sí solos y más aún si analizamos concienzudamente algunas cuestiones técnicas que plantean. Pero no queremos insistir más en un enfoque de esta naturaleza en torno a las consecuencias que creemos se derivarán de su construcción. Un territorio puede ser agredido, como sucederá con esta parte de los Montes de Málaga, precisamente por su vacío demográfico que impide una base social suficiente y capaz de oponerse, frente a la presión de la lógica de estas infraestructuras, a este tipo de proyectos. También, sin duda alguna, se puede plantear gracias al desconocimiento existente sobre esta parte de los Montes de Málaga, que muchísimos malagueños nunca han recorrido.

A los discursos políticos y técnicos apenas podemos oponer la calidad de un paisaje y las razones de las gentes que lo habitan. Las razones del sentido común y de la
sensibilidad; del derecho a la vida y al silencio; las razones de plantas y animales, de laderas y colinas, de valles y ríos.
La necesidad de poner límites a lo que ha sido hasta ahora el progreso queda literalmente desarticulada frente al discurso autista del Ministerio de Fomento, con independencia de la ideología de sus ocupantes más o menos momentáneos. Lejos de ser capaces de producir un discurso para unos necesarios tiempos nuevos, los políticos se reiteran en sus viejas concepciones del avance y del progreso social, perdiendo una oportunidad histórica. Sin embargo, seguimos esperanzados en un cambio de registro basado en la sensibilidad de sus nuevos rectores.
A estas razones se oponen siempre la objetividad absoluta de la circulación de los flujos, el derecho inalienable de las infraestructuras de transporte para destrozar paisajes, serenidades, vidas y recursos únicos -nos da exactamente igual que tengan o no algún tipo de protección jurídica. En los días festivos de primeros de mayo se llegó a pedir disculpas ante las insuficiencias de la red madrileña para dar salida casi simultáneamente a unos 400.000 vehículos. Nos hubieran parecido muy oportunas algunas consideraciones: ¿por qué millones de madrileños abandonan su ciudad a la menor posibilidad? ¿Cómo se fundamenta que los recursos públicos deban necesaria e irremisiblemente ser aplicados a la solución de este tipo de problemas? ¿Qué intereses se resguardan tras la 'objetivización' de una carrera sin fin para continuar aumentando las dotaciones de este tipo de infraestructuras?

En nombre de ganancias exiguas de tiempo en los desplazamientos, se elimina irreversiblemente un paisaje, se rompe un territorio que, en este caso concreto, es la expresión de un proceso histórico de humanización de gran hondura. Cuando ya no nos quedan razones y argumentos técnicos -o al menos eso se nos dice desde el silencio autista de unos y otrossólo nos cabe la posibilidad de una letanía con los nombres y las circunstancias de algunos de los que allí habitan: Mariano, un empresario hostelero, cuando salga al exterior de la casa que allí posee, heredada de sus suegros, encontrará la vista maravillosa de uno de los muchos viaductos del trazado. Hasta la fecha, desde su porche, nada rompía el silencio del atardecer y sus colores morados y amarillentos. El lento discurrir del arroyo Coche (Cauche) es la música de fondo que acompaña la vida de Paca y Antonio. Ellos y sus hijos se sienten de esas tierras, donde sus gentes han sido desde que se tiene memoria. Se dejará de oír el extraño fandango que canta Antonio cuando le apetece o se hace fiesta. Paca cocina una de las mejores tortillas de habas que nunca he comido. Son gente buena y hermosa.
Michel y Mick vinieron de Inglaterra. Son dos de tantos guiris que han decidido vivir aquí y empezar de nuevo en el Arroyo Cauche. La casa que restauraron la están vendiendo, se van. Dejan aquí muchos recuerdos, esfuerzos e ilusiones. No entienden cómo también ha llegado hasta esta parte de los Montes de Málaga el mismo agobio del que huían.
Paca y Pedro se casaron y montaron una venta -la venta Pedro-, ahora que esta zona comienza a ser un referente gastronómico, un lugar de descanso para los habitantes del área metropolitana. Probablemente soñaban que las nuevas pandas de tontos llegarían hasta su venta en el solsticio de invierno y renacerían en el terreno la puja y el choque. Que su venta sería un lugar donde florecería la fiesta y sus revezos.

La casa de Marina, una de las más hermosas de la zona, no se verá afectada directamente. Sin embargo, amante del silencio y la meditación, su mundo será roto por el ruido. Sobre las macetas de su porche se 'posará' ese polvo negro de la polución y no tendrá el ruido de fondo de los pajarillos, de los sinuoso movimientos de algunos animales o de la vegetación al ser agitada por el viento y las brisas. El ruido permanente del tráfico continuo acompañará su vida. Virginia y Rafael huyeron de lo que ya iba siendo la ciudad hace muchos años para vivir en los Montes de Málaga. Huyeron de Málaga pero no para ensimismarse: Virginia sigue enseñando literatura y teatro y Rafael lucha contra la enfermedad, la miseria y la marginalidad de las gentes del núcleo Palma-Palmilla como médico. Virginia ya no tiene palabras para expresar el sufrimiento que le produce la situación. No comprende nada. Sigue luchando y lo hará hasta el final. Con ella la oposición a la autopista se armó de razones y poesía. Rafael, ahora, después de años de activismo, calla.
Se la puede ver buscando duendes. Allí creció y se hizo una mujer hermosa. Yasira conoce bien los secretos de esta parte de los Montes de Málaga y sabe cuáles son los lugares donde habitan los duendes, los pájaros y las mariposas. Conoce donde están las aguas más cristalinas, la 'compaña' y la soledad de estos montes a veces duros y agrestes. Todos están de acuerdo en que su danza la extrae del ritmo que aquí habita. Su mirada remite a los colores de la primavera del arroyo, a los misterios de escondidas brujas con escoba y de los pequeños dioses que viven entre las flores desde donde, cuando llega el solsticio de invierno, se esconden en los sombreros de los fiesteros. Nunca ha creído que el mundo fuera susceptible de ecuación o fórmula matemática pues sabe que las piedras son duendes, las flores hadas de colores y las mariposas fragmentos de alas de ángeles. 'Garríos' y su familia: Antonio es el cabrero de las cabras rubias, como aquella que llevé por la calle Larios en la primera manifestación de estas gentes y que tanta crítica suscitó: "Cómo se atreve a recorrer la calle emblemática de la ciudad con una cabra". No estoy como una cabra, aunque tampoco sé exactamente qué relación existe entre el ser de una cabra y estar más o menos loco. Era una metáfora. Este cabrero está en el programa para la recuperación de la cabra autóctona malagueña, una de las salidas económicas más claras para esta zona, respetuosa con el medio y capaz de devolver la dignidad al mundo rural.

Tiene ojos soñadores y exóticos. Le han servido para conocer todo sobre la fauna de esta parte de los Montes de Málaga. He visto a Lucía, en el bosque de Ibiza, seguir durante horas los rituales de las lagartijas al sol. Ama todo lo vivo y parece acariciarlo con los ojos. Escribe y sueña. Se está abriendo a la vida. Su padre, Dieter, alemán, fue el guiri pionero que descubrió la belleza profunda y dura de estas tierras.
Pepa y Antonio viven más lejos, en Los Portales. Desde su casa se contempla el río Guadalmedina y la lenta urbanización y degradación de sus riberas. No serán afectados directamente por la autopista. Allí también vive María, la hija de Pepa. Aquí los contactos de los más jóvenes desde pequeños se han concretado en una generación de jóvenes sensibles, casi todos ellos bordeando el ser artistas. María ganó un premio de redacción sobre el Quijote hace pocos días.
Había escrito lo siguiente: "Me contó -don Miguel de Cervantes que su novela había sido muy famosa en un tiempo en que todavía existían hombres idealistas, soñadores y dispuestos a cambiar el mundo, como Don Quijote. Mas ya no queda gente así, el ser humano se ha convertido en una máquina que sólo ambiciona poder y dinero. La tierra se vende a precio de oro, las inmobiliarias especulan mientras que las familias se endeudan para toda la vida por una casa donde vivir. Los hombres roban la tierra a los ríos, pero el agua siempre sigue su cauce, es más poderosa que el cemento. Firman su propia muerte matando la naturaleza, pero están ciegos por el brillo del dinero. Ya no existen los sueños, vuesas mercedes ya no recorren su camino y yacen en el olvido. Sólo pueden volver a vivir a través de la memoria, a través de la lectura".

El abuelo de Jacques, el holandés, era de Baambrugge y llegó con doce años a Amsterdam como aprendiz de pastelero. A principios del siglo XX abrió su propia tienda, la Maison Meerman, en la calle Van Baerlestraat. Era un experto en los edificios de azúcar, un arquitecto o ingeniero de lo dulce. Su padre siguió la tradición. Hacía unos deliciosos huevos de caramelo rellenos de nata montada. A veces, cree que todo esto de la autopista, que destruirá literalmente su casa, donde traduce libros y escribe los suyos propios, es un sueño, como si el viaducto que literalmente se la romperá fuera de azúcar y entre todos, a chupetones y lametones, pudiéramos deshacerlo.
Luis Torremocha, psiquiatra, que heredó sus tierras de su gente. Tiene su casa de encuentros en el Arroyo Cauche... A Julio 'el policía' su casa se la lleva literalmente la autopista. José Luis Oyarbide, al que todos conocen como el vasco del PSOE, dejará el paisaje que hoy contempla. Y una larga lista de gente que, sin tener clara conciencia, van a ver sus vidas destrozadas, como Juan, Antonio o Toñi, de Santa Catalina-Verdiales.

Pero en estas tierras que fueron castigadas por la emigración no sólo han llegado guiris más o menos ricos. También la última de los más pobres: aquí están comenzando sus vidas Omar, Aisha, Josuf, Hafe. La gente los ha recibido bien, los ayuda y apoya. Nada podrá sustituir a sus tierras y sus gentes, nada podrá con su desarraigo obligado. Pero se sabe que están acompañados. Muchos días el olor al pan recién hecho de Aisha se confunde con el de los panes que hicieron generación tras generación las gentes de aquí en los hornos de sus lagares. Todos ellos han ido mejorando los antiguos lagares, las tierras. Han traído suelo, plantas, árboles y hasta una imagen del Cautivo, al que creyentes y no creyentes solicitan un milagro. Con ellos han renacido las casas del Barranco del Sol, una de las cunas de los verdiales, donde en los viejos lagares abandonados hace pocos años aún podían encontrarse las fotografías de las distintas generaciones que allí vivieron.
Todos ellos han traído la vida a este poblamiento diseminado, donde vivir no es siempre fácil. Se han juntado 'catetos', guiris, urbanitas arrepentidos, fiesteros, cabreros, campesinos... que han formado una inteligencia colectiva -también una sensibilidad- que no entiende las razones esgrimidas para la construcción de la autopista. Creen tener más importancia que la rapidez, los coches, el progreso, el crecimiento, la modernización... Tampoco entienden nada ranas, jabatillos, ruiseñores, almendros, viñas, encinas, colinas, senderos, cabras, matorrales... Simplemente desean seguir con sus vidas tal y cual son hoy. Como escribimos en otro lugar: tanto (destrozado) para tan poco (beneficio).



Alfredo Rubio Díaz
Doctor en Geografía urbana. UMA

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lunes, 8 de mayo de 2006

Manifiesto estatal por una nueva cultura del territorio

MANIFIESTO ESTATAL POR UNA NUEVA CULTURA DEL TERRITORIO

Promovido por la Asociación de Geógrafos españoles y el Colegio de Geógrafos, y auspiciado inicialmente por 108 expertos en urbanismo.


La evolución que están experimentando los usos del suelo en España, principalmente a causa de los avances de una urbanización realizada de forma masiva y sobre terrenos no siempre adecuados, es muy preocupante. Este proceso está teniendo consecuencias ambientales y paisajísticas muy negativas cuyo alcance, en muchos casos, no viene siendo ni considerado, ni corregido. El actual modelo de urbanización está teniendo asimismo consecuencias perniciosas para la calidad de vida de los ciudadanos de las que son expresión palmaria las dificultades de acceso a la vivienda, el incremento de la movilidad y el aumento de los costes de los servicios- y puede comportar efectos preocupantes para el mismo equilibrio del sistema financiero y la actividad económica, tal como han advertido en reiteradas ocasiones las autoridades fiscales y monetarias. Además, la práctica del urbanismo ha devenido demasiado a menudo sinónimo de opacidad, de “mala política” y aún de corrupción. Así, el instrumento que debería servir para ordenar los usos del territorio en beneficio de la colectividad ha acabado identificándose, en muchos casos, con una técnica ininteligible donde la participación democrática del conjunto de actores presentes en los territorios es irrelevante y prevalecen los intereses de los agentes urbanizadores.

En el campo disciplinar, la propia expresión “ordenación del territorio” no ha alcanzado todavía un suficiente consenso científico-técnico, y su práctica real en la mayoría de las Comunidades Autónomas no ha llegado a ser relevante en términos político-administrativos Así, se consume voraz y desordenadamente un recurso limitado, el territorio, sin disponer de instrumentos adecuados y sin que se atisben respuestas suficientes a los graves e irreversibles daños que en muchos lugares se están ocasionando.

La gestión prudente del territorio debe convertirse en el elemento central de un nuevo debate ciudadano. Un debate democrático en el que participen todos los actores concernidos, especialmente aquellos que menos capacidad tienen para hacer oír su voz. Es imprescindible que la sociedad española tome conciencia de que, de persistir, el mal uso y desgobierno del territorio acarrearía, tras una corta etapa de grandes beneficios privados, largos periodos de onerosos costes ambientales, económicos y sociales. La mayor capacidad técnica para transformar la naturaleza y los espacios de vida, el rápido aumento de la población y de los niveles de consumo debe ir acompañada de prudencia y respeto en el uso y la gestión de los recursos de que disponemos. Sólo así conseguiremos mantener y mejorar nuestro nivel de bienestar, sólo así aprovecharemos las grandes potencialidades de que goza nuestro territorio, sólo así evitaremos legar a las generaciones venideras una España desfigurada, plagada de riesgos y repleta de exasperaciones cotidianas, de desequilibrios territoriales, de procesos segregadores y de deterioro irreversible de elementos culturales, simbólicos y patrimoniales.

El buen gobierno del territorio, de la ciudad y del campo, como el representado en el maravilloso fresco del Palacio Comunal de Siena, es responsabilidad de todos. Por ello debe convertirse en un tema político de primer orden, entendiendo por político no únicamente la práctica institucional o partidaria, sino también el compromiso del conjunto de los ciudadanos. Cada ciudadano tiene derecho a vivir en un ámbito digno, sano y bello, pero también tiene el deber de cuidarlo y de exigir que velen por él quienes tienen la representación de la sociedad. En este sentido hay que saludar con optimismo el incremento de las asociaciones y entidades que en toda España pugnan por preservar determinados espacios amenazados por procesos de urbanización inadecuados. Pero debemos ser capaces de dar a estos movimientos no sólo un carácter defensivo y local, sino también propositivo y general. Urge pues poner las bases de una nueva cultura del territorio. Una nueva cultura territorial que impregne la legislación estatal y autonómica, que oriente la práctica de todas los ayuntamientos y el conjunto de las administraciones, que provea el marco adecuado para el buen funcionamiento del mercado, que corrija en beneficio de la colectividad los excesos privados y que haga prevalecer los valores de la sostenibilidad ambiental, la eficiencia funcional y la equidad social.

Esta nueva cultura del territorio debe estar sustentada, a juicio de los firmantes, en los siguientes principios, criterios y prioridades:

1. El territorio es un bien no renovable, esencial y limitado. La sociedad encuentra en él soporte o sustento material a sus necesidades, así como referente de su identidad y cultura. Las características naturales de cada territorio y las pervivencias en él de trazos y formas que provienen del pasado le confieren singularidad y valores de diversidad. Por ello, el territorio debe ser entendido como recurso, pero también como cultura, historia, memoria colectiva, referente identitario, bien público, espacio de solidaridad y legado. La nueva cultura del territorio debe tener como primera preocupación encontrar la forma para que, en cada lugar, la colectividad pueda disfrutar de los recursos del territorio y preservar sus valores para las generaciones presentes y venideras.

2. El territorio es una realidad compleja y frágil. Toda realidad territorial, todo lugar, está compuesto de múltiples elementos naturales y culturales y de sus interrelaciones, que deben ser adecuadamente considerados. Las actuaciones con gran incidencia territorial (urbanización, obras públicas, extracción de minerales, roturaciones, forestaciones, etc.) tienen habitualmente consecuencias irreversibles. Por ello, deben realizarse con conciencia de dicha complejidad y evaluando previamente las múltiples repercusiones posibles. El principio de precaución es de imprescindible aplicación a todas estas transformaciones.

3. El territorio contiene valores ecológicos, culturales y patrimoniales que no pueden reducirse al precio del suelo. Estos valores sociales difíciles de medir en términos monetarios convencionales deben ser tomados sistemáticamente en consideración por las administraciones responsables de velar por sus cualidades y potencialidades. La apropiación privada de cualquier parte del territorio debe ser compatible con dichos valores; por ello, la propiedad del suelo y la vivienda debe ser ejercida con respeto de su función social, y con la asunción plena de la responsabilidad de potenciar su utilidad, su valor ambiental y su potencial paisajístico.

4. Un territorio bien gestionado constituye un activo económico de primer orden. En efecto, la correcta gestión del proceso de urbanización permite reducir los costes de la movilidad para las personas y las empresas, contener los precios del suelo y la vivienda, así como moderar las cargas de la prestación de los servicios. Por otra parte, disponer de un entorno de calidad no sólo evita daños ambientales y de salud, sino que también confiere valor añadido a los productos y a los servicios, en particular los turísticos, básicos para la economía española. La gestión sostenible del territorio es ciertamente una obligación social y ambiental, pero resulta también un apremiante imperativo económico.

5. El planeamiento territorial y urbanístico es un instrumento esencial para la actuación de los poderes públicos. Así, frente a toda veleidad desreguladora, hay que defender la importancia de la legislación, la normativa y la gestión urbanística para el buen gobierno del territorio. Ahora bien, la práctica urbanística debe dotarse de nuevos horizontes y de nuevas herramientas disciplinares y administrativas. Sólo de esta forma dará respuesta a las necesidades sociales, propiciará la coordinación política horizontal entre distintos departamentos y fomentará la concertación vertical entre administraciones y con los agentes sociales. El conjunto de administraciones competentes deben propiciar pues una revalorización del planeamiento territorial y general, suprimiendo la utilización espuria de otros instrumentos de menor alcance espacial pero con alta incidencia real, cuya aplicación abusiva ha tenido como consecuencia la urbanización masiva, desordenada e inadecuada de suelo rústico.

6. El planeamiento municipal debe tener como principal objetivo facilitar el acceso a la vivienda, el goce de los servicios y la preservación del ambiente. El planeamiento municipal es la escala básica de la práctica urbanística, pero en demasiadas ocasiones los planes locales de ordenación está sirviendo casi exclusivamente para impulsar procesos de expansión urbana. Ante esta deriva, hay que defender planes municipales de ordenación que atribuyan valores positivos a todas y cada una de las partes del término municipal, basando el crecimiento urbano en criterios ecológicos y sociales, más allá de la simple consideración de la oportunidad económica o de ocasionales negocios particulares inmediatos. En particular, debe abandonarse la concepción del suelo rústico como un espacio residual, perennemente pendiente de urbanización futura y comprender que la permanencia de suelos rústicos destinados a las prácticas agrarias se hace imprescindible por razones ambientales y ecológicas, incluso en los contextos espaciales de las mayores ciudades y aglomeraciones urbanas. La defensa del espacio abierto, como matriz territorial básica es hoy una prioridad que debe ser perseguida adecuadamente, incluso mediante procedimientos de adquisición de
tierras y/o expropiación por interés social.

7. El planeamiento territorial debe proveer acuerdos básicos sobre el trazado de las infraestructuras, el desarrollo de los asentamientos y el sistema de los espacios abiertos. En un territorio crecientemente integrado el planeamiento municipal no puede hacer frente por si solo a las dinámicas de transformación del espacio. Por ello hoy es más necesario que nunca disponer de un planeamiento a escala territorial que coordine y vincule el planeamiento municipal, en pos de un nuevo modelo de urbanización, basado en el ahorro en el consumo de suelo, la convivencia de usos y la cohesión social. El planeamiento territorial debe ser un compromiso a la vez general y suficientemente concreto, por cuyo cumplimiento y desarrollo será evaluada la actividad política de los partidos y responsables públicos que lo formulan y aprueban. Sobre las Comunidades Autónomas recae la gran responsabilidad de demostrar una mayor voluntad política de ordenar su territorio superando la situación creada casi exclusiva del planeamiento urbanístico. Deben aumentar su capacidad administrativa y técnica para realizar planes de ordenación y de hacer real el orden territorial que se propongan tener. Es imprescindible la formulación de modelos de ordenación territorial para ámbitos metropolitanos, litorales y de espacios rurales, con ciudades medias y/o espacios naturales protegidos.

8. El Gobierno central y las Cortes Generales del Estado no pueden desentenderse del territorio. Con pleno respeto a las competencias que la Constitución española otorga a las Comunidades Autónomas y a los municipios en ordenación territorial y urbanismo, la administración general del Estado no puede dejar de considerar el territorio como parte de sus responsabilidades. En el momento actual es inaplazable la revisión de la legislación todavía vigente desde 1998 sobre medidas liberalizadoras en materia de suelo y resulta imprescindible una nueva legislación del suelo que supere la visión estrecha según la cual la vocación esencial del suelo sería su urbanización. La legislación del Estado debe requerir a las administraciones competentes la atribución de valores sociales positivos a todas las partes del territorio español, puesto que todas ellas afectan a la calidad de vida de los ciudadanos, todas tienen funciones naturales, ecológicas o ambientales y en todas ellas se plasman rasgos históricos y del patrimonio cultural. Sobre el gobierno central recae igualmente la responsabilidad de revisar y proponer el consenso relativo a un nuevo modelo de financiación para los gobiernos locales que responda a los principios de suficiencia financiera y adecuación de recursos a los servicios reales que deben prestar.

9. En un mundo crecientemente integrado la gestión del territorio debe atender también a los compromisos de solidaridad y responsabilidad global. El Estado español ha suscrito y/o ratificado diferentes acuerdos internacionales (Convención sobre conservación y protección de la vida silvestre y el medio natural, Berna, 1979; Carta Europea de Ordenación del Territorio, Torremolinos 1983; Convención para la protección del patrimonio arquitectónico de Europa, Granada 1985; Declaración de Río de Janeiro sobre el medio ambiente y el desarrollo, 1992; Estrategia territorial europea, Postdam, 1999; Principios directores para el desarrollo territorial sostenible del continente europeo, 2000, Hanover; Convención europea del paisaje, Florencia, 2000). En estas circunstancias, el conjunto de las administraciones públicas españolas están obligadas a seguir las orientaciones que en ordenación del territorio desarrollan otros estados europeos de forma consecuente con dichos tratados y con repercusiones muy positivas para sus ciudadanos.

10. El impulso de los valores de sostenibilidad ambiental, eficiencia económica y equidad social requiere de una nueva cultura del territorio. Para promoverla es necesario un gran acuerdo que debe tener su reflejo tanto en la actuación administrativa como en las prácticas sociales. Así, las administraciones que actúan en cada nivel territorial (local, autonómico, estatal y europeo) deben revisar sus objetivos, sus normativas e instrumentos de gestión territorial para ponerlos de forma más efectiva al servicio de la colectividad. Y los ciudadanos, al mismo tiempo que reclaman el derecho de un trato equitativo en cualquier territorio, tienen también el deber ético de velar por el bienestar de las generaciones venideras.


mayo 2006
http://www.geografos.org/nuevaweb/manifiesto.asp
nueva.cultura.territorio@geografos.org

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