IDEAS VERTIDAS AL GUADALMEDINA
Estas ideas, como la mayor parte de ellas, se levantan sobre hombros de gigantes por lo que pueden ser usadas a discreción; también por eso es tan difícil adjudicar patentes a invenciones inmateriales. La creatividad es, básicamente, común.
Se pueden ordenar (las ideas sobre el río) en tres bloques cuyos meros nombres ya sugieren por dónde nos vamos a ir moviendo. Éstos son: el río de la ciudad; el río en la ciudad; todo el río.
El río de la ciudad es meramente el nombre árabe Guadalmedina. Pero es mucho más,es el lugar donde se funda la ciudad y a causa de su existencia. Es por ello por lo que decimos que es el hito fundacional por excelencia de la ciudad de Málaga y por tanto cargado de unos valores históricos, patrimoniales y simbólicos que no son en modo alguno desdeñables, ni despreciables.
Ocurre que circula cierta opinión basada en una mala metáfora del río de la ciudad. Me refiero a la que lo asemeja a una herida. Como ocurre con todas las metáforas, no se quedan en la inocencia de la comparación sino que extienden su lógica interna al del objeto suplantado. Así, al convertir el río en una herida se deriva “lógicamente” que hay que cerrarla; eso equivale partir del prejuicio de que el río es un mal para la ciudad y de que hay que sanearlo tapándolo.
Si la metáfora que utilizamos es la de que el río es una artería de la ciudad a nadie se le ocurrirá taparlo.
“Dime que metáforas ves y te diré que piensas”, podríamos concluir.
Primera idea: por razones nominativas, históricas, patrimoniales, simbólicas y metafóricas es necesario conservar el río de la ciudad. No deberíamos desnatur(i)alizarlo.
La legislación europea al respecto (La Directiva Marco de Aguas) nos apoya en esta misma línea. Pero ¿cómo?
El río en la ciudad. La Directiva de aguas citada más arriba establece que hay que preservar los ríos de posteriores deterioros y que, para 2015, deben volver a un buen estado ecológico que, en la medida de lo posible, es el más próximo a su estado originario.
El estado originario del Guadalmedina es el de un río con agua a su paso por la ciudad la mayor parte del año; así lo atestiguan los documentos históricos que además mencionan cómo, a partir de la deforestación practicada desde la sangrienta toma de los RR Católicos de la ciudad, han ocurrido periódicamente avenidas catastróficas para los ciudadanos.
Y el río, a su paso por la ciudad, no estaba canalizado y mantenía en sus riberas una vegetación y una fauna específica que cumplía funciones de depuración y biodiversidad.
Justamente para paliar los daños de las avenidas sobre una ciudad que se había instalado en la llanura de inundación natural del río, se construyeron en el pasado siglo las presas del Agujero y Limonero como presas de laminación.
El despilfarro de agua (sobreconsumo, fugas, golf, césped, piscinas, gestión de oferta, etc.) y la falta de soluciones modernas con fuentes alternativas han llevado, sigilosamente, a dedicar la presa del Limonero a funciones de abastecimiento, con lo se ha mermado su capacidad de laminación y, consecuentemente, ha aumentado el riesgo para la ciudad de un desbordamiento catastrófico del vaso.
Segunda idea: la manera de conservar el río en la ciudad es devolverle el caudal natural, es decir no retener agua en la presa del Limonero (o muy poca) teniendo abiertos los desagües de fondo y dejando circular la que lleve en cada periodo por su cauce. Con esta medida se devolvería al río su dignidad, se cumpliría con la ley, que es de obligado cumplimiento, y se mejoraría notablemente la seguridad de la ciudad ante avenidas extraordinarias, que el cambio climático las anuncia más abundantes.
Tercera idea: conservar el río significa también devolverle su lecho natural y sus riberas mediterráneas; significa mejorar la calidad de las aguas que por él circulan. Por ello la restauración en la ciudad significaría controlar vertidos y devolver a los márgenes la vegetación de ribera, en toda su longitud.
Pero los vertidos pueden venir de aguas arriba y el vaso de las presas puede colmatarse rápidamente según las avenidas extraordinarias del cambio climático se vayan produciendo, por eso hemos de hablar de todo el río.
Todo el río. Este es el río que a partir del siglo XVIII proporcionó agua abundante a la ciudad, por medio de esa obra, hoy bien de interés cultural, denominada Acueducto de San Telmo. Este es el río que en su cauce medio reúne unos valores ambientales de tal importancia que forma parte de la Red Natura 2000- espacio protegido directamente por la Comunidad Europea. Este es el río que fue reforestado, en parte, en su vertiente izquierda en la primera mitad del pasado siglo y del que queda eternamente pendiente la reforestación del resto de la cuenca, por razones de seguridad, entre otras. Y, finalmente, este es el río al que vierten las aguas residuales de los pueblos de su cuenca, aún sin apenas depurar y que sufre la contaminación difusa de la agricultura industrial.
Cuarta idea: recuperar el río en la ciudad significa actuar en la cuenca reforestando con urgencia y apropiadamente lo pendiente; depurando los vertidos urbanos; promocionando la agricultura sin venenos y recuperando íntegramente el Acueducto de San Telmo. Con la reforestación se evitaría la colmatación de las presas y aumentaría la seguridad de los ciudadanos.
Se puede tachar de ilusorio a este planteamiento pensando en el Turia, por ejemplo. Pero hay que decir que una corriente prestigiosa de ciudadanos de Valencia pretende recuperar el viejo cauce para que la ciudad haga las paces con su río.
También hay que señalar que en Seul, capital de Corea del Sur, ciudad de diez millones de habitantes, acaban de recuperar el río Cheoggyecheon a su paso por la ciudad (teniendo previamente que demoler dos autovías que, a distintas alturas, ocupaban el cauce recuperado y que soportaban cada día 160.000 vehículos) creando un parque de borde de 400 hectáreas, en 8 km de largo y 80 metros de ancho, dando paso nuevamente al cauce natural del río con sus aguas debidamente tratadas y purificadas. .
¿Cerraremos ahora la “herida” de la ciudad para que la siguiente generación tenga que recuperar su arteria?
En Málaga, a 25 de septiembre del 2007
Saturnino Moreno y Francisco Puche (de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua)
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