miércoles, 30 de marzo de 2011

El anillo de ADIF un modelo fracasado

EL ANILLO FERROVIARIO REPITE EL MODELO FRACASADO DE INTERVENCIÓN DEL TERRITORIO

Por primera vez el sector agrario en la Comarca de Antequera, unido, saca más de 300 vehículos a la carretera, entre ellos más de 150 tractores. El campo sale a las carreteras con un enorme apoyo ciudadano contra la última disparatada propuesta para urbanizar y degradar la mejor zona agraria de la provincia, ahora con un Anillo para pruebas de material ferroviario. Nadie entiende que se tenga que situar en la comarca de Antequera existiendo muchísimos lugares en España donde ubicarse sin hacer daño ni a la agricultura ni al medio ambiente. Imponer este tipo de construcción a los agricultores, y a los ciudadanos en general, es más propio de países del Norte de África que de un país moderno y democrático de la Unión Europea, donde las cuestiones importantes se consensúan con los agentes sociales y los afectados en general.
El anillo ha sido la gota que ha hecho rebosar el vaso. En plena Vega de Antequera se ha planificado un aeropuerto privado declarado por Magdalena Álvarez nada menos que de interés general del Estado, pero también se proponen polígonos con millones de metros cuadrados de suelo agrario recalificado. Son la ampliación del llamado Polígono Logístico, el CITA, o el Puerto seco, y varios proyectos más que solo buscan recalificar suelos, dar pelotazos y acabar con la agricultura. Si ya es grave apostar por el ladrillo, aquí es aún más grave por ser esta la última gran Vega que nos queda en Málaga, y por la situación mundial de inestabilidad política que puede poner en serio riesgo nuestro abastecimiento alimentario.

Antequera es una de las comarcas agrarias más importantes con producciones de calidad de Andalucía. Hablamos del lugar donde se produce el 95% del vino de la denominación Vinos de Málaga, donde está la primera productora mundial de aceite de oliva, Hojiblanca, y quizás donde se obtengan los productos frescos de mayor calidad de nuestra comunidad, y altamente sociales en empleo de mano de obra, gracias al sistema de rotación de cultivos en la Vega con productos como patatas, cebollas, ajos, habas de verdeo y ahora el espárrago.
Todo esto se da en medio de una grave crisis de dimensiones mundiales a nivel humano, económico y energético y en lo que parece el inicio de un ciclo de fuertes convulsiones sociales. En medio de cambios profundos, y del drama del cierre de cientos de empresas y de miles de despidos, la agricultura es parte de la solución, no cierra empresas, no despide empleados, es una pieza fundamental del nuevo modelo que llamamos desarrollo sostenible. Pero la agricultura necesita reconocimiento y apoyos políticos en nuevos proyectos de innovación, investigación y desarrollo, y sobre todo, necesita no ser atacada con proyectos recalificatorios de suelo o disparates como el Anillo de pruebas.

Una parte muy importante de dirigentes políticos de nuestra provincia no tienen fe en la economía real que representamos la agricultura y la ganadería, ni tienen fe en la economía social y siguen voluntariamente bajo la ‘batuta’ del poder económico, que es el que ha decidido en las dos ultimas décadas dónde y cómo se urbanizaba en nuestra tierra. Este poder en la sombra tiene también sobrada influencia para ubicar grandes proyectos públicos o semipúblicos (autopista de peaje de los montes, autovía San Pedro a Ronda, anillo ferroviario…). Por otra parte tenemos una gran necesidad de inversiones en carreteras del interior y en arreglos y asfaltado de los caminos rurales. Pero eso sí, los ciudadanos, las empresas y los agricultores que habitamos el medio rural carecemos de influencias para poder decidir sobre el modelo de desarrollo que queremos y las infraestructuras que necesitamos. En definitiva, el poder político-económico sigue con el mismo modelo que nos ha llevado a la ruina a la gente de a pie.

Desde muchas organizaciones sociales y muy especialmente desde COAG mantenemos que un gobierno responsable debe garantizar la soberanía alimentaria, que no es nada menos que producir los alimentos que necesitamos en nuestro país y que se cultivan lo más cerca posible de los ciudadanos. Desde numerosas instancias se advierte que estamos en los inicios de una crisis energética, asistiendo a enormes convulsiones sociales, hay serios riesgos de mantener el modelo de abastecimiento alimentario de productos que proceden de miles de kilómetros; por ello el mantenimiento, la potenciación, el reconocimiento de las tierras agrarias de calidad y de la actividad de la agricultura y ganadería debe ser una prioridad estratégica de todo gobernante y de toda la sociedad.

También hay que mencionar que el modelo industrial de producción y transporte de alimentos por el planeta es el responsable del 50% de la contaminación que está provocando el cambio climático. Por el contrario, la producción agrícola en la Vega es un modelo sostenible basado en la rotación de cereales leguminosas y en el cultivo de la viña y el olivar con cientos de años de tradición.

La tractorada de Antequera señala directamente esta realidad, y entre otras razones es por lo que COAG no sólo se opone al Anillo de pruebas en la comarca de Antequera, sino a la ampliación y ubicación de polígonos sobre tierras agrarias de primera calidad. Nos oponemos al disparatado proyecto de aeropuerto privado, al AVE por la Vega de Antequera, creando un nuevo corredor ferroviario cuando el actual es perfectamente utilizable, destrozando más Vega y las huertas del Arenal en manos de pequeños agricultores. Necesitamos despertar e implicar a la ciudadanía y abandonar las recetas de los últimos 20 años. Todos los implicados en el modelo desarrollista urbanístico, a todas luces fracasado, deben rectificar o abandonar la política si es que de verdad defienden el interés general. Es urgente una nueva política económica y de intervención en el territorio donde sean los propios ciudadanos los protagonistas de las decisiones sobre su futuro, primando la conservación de los recursos naturales, la soberanía alimentaria, el empleo y la justicia social.

Denunciamos que en una provincia con 200.000 parados se haga demagogia con el empleo, se mienta literalmente lanzando mensajes de miles de puestos de trabajo, jugando con el sentimiento y las esperanzas de la gente. No merecemos como ciudadanos este trato, no todo está permitido en política, necesitamos una ética de lo público, los responsables de declaraciones que otorgan 7.000 ó 10.000 puestos de trabajo solo desprestigian aún más a la llamada clase política, pierden aún mas legitimidad.

Apostamos por una agricultura moderna, respetuosa con el medio natural, con productos frescos, sanos, de calidad, que crea empleo digno y riqueza, y que no da pelotazos. Es el modelo de una sociedad respetuosa, honrada, consciente y participativa.

La Comarca de Antequera comienza a ser un ejemplo, movilizando a muchas cooperativas del sector y a numerosas asociaciones de vecinos y culturales que nos oponemos a la destrucción de la Vega, de la agricultura y de nuestro futuro.

Por todo nos reiteramos en nuestra postura de cambio de ubicación del Anillo ferroviario hacia otras zonas menos productivas, así como seguimos rechazando el actual modelo especulativo de intervención en el territorio.

Juan Antonio García Villalba secretario de COAG Málaga, es miembro de NCT
El Observador

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