viernes, 23 de noviembre de 2007

Autopistas fuera de lugar

AUTOPISTAS FUERA DE LUGAR

¿SE imaginan a un consejero de Turismo defendiendo la venida en masa de posibles residentes desde otros países hacia la Costa del Sol, haciendo las funciones de un publicista inmobiliario, en vez de intentar atraer a los auténticos turistas (que no residen, sino que se alojan)? Este absurdo competencial coincide en el tiempo y el espacio con otra, disfrazada de infraestructura, sobre la que se están lanzando globos-sonda: una autopista de peaje entre la Costa del Sol y Ronda.

Las dos ideas (autopista e inmigración residencial) van de la mano, ya que ambas pretenden que esta zona privilegiada del planeta (entre dos mares y dos continentes, nada menos) sea colonizada por miles de personas foráneas sin que los «autóctonos» podamos hacer ni decir prácticamente nada, debido a la gran magnitud de dicha migración y a la indiferencia administrativa.

¿Por qué el objetivo de una supuesta vía de comunicación no es comunicar, sino allanar el camino a esa colonización social y urbanística de la Serranía de Ronda? Pues porque su trazado constituye una tras otra, una sarta de aberraciones de todo tipo: ambientales, sociales y económicas, de modo que no se sostiene, ni por el tan manido y degenerado en su concepto, desarrollo sostenible, ni por causas de interés público ni general de urgentísimo orden.

El trazado de esta supuesta autopista de peaje produciría el impacto ambiental más grave de los que podemos recordar en la provincia de Málaga, por una sencilla razón: atravesaría la sierra Bermeja que es uno de los espacios naturales más importantes del estado español. A modo de resumen, esta sierra tiene tantas especies vegetales exclusivas (endémicas) como toda Centroeuropa junta, por ejemplo, y constituye un ecosistema único a nivel estatal, por lo que en justicia debería de ser un Parque Nacional, aunque ya está protegida cautelarmente por Europa (Red Natura 2000). Esto es debido a que la sierra Bermeja está formada por una roca muy especial: la peridotita, muy escasa en la corteza terrestre y de la que esta sierra malagueña es su máximo exponente al menos en la Europa mediterránea. La destrucción provocada por el trazado sobre las peridotitas, estas rocas tan valiosas, sería apocalíptica, ya que se necesitaría profundizar varios metros para encontrar roca estable. Además, el Valle del Guadalmansa, uno de nuestros últimos ríos vírgenes y espacio también protegido por la Unión Europea (Lugar de Importancia Comunitaria, LIC), quedaría irreversiblemente dañado por semejante infraestructura, necesitada de viaductos, túneles y enormes desmontes. Por otro lado, los espléndidos bosques de castaños del Alto Genal, su signo de identidad, quedarían también inevitablemente dañados, así como su exclusivo e impresionante paisaje. Finalmente, el acuífero de Jarastepar podría ser dañado cerca de Ronda. Los promotores de la autopista parece que ven en estos aspectos ambientales algo meramente folclórico (de adorno) y no un factor de primer orden a tener en cuenta para rechazar la idea.

El impacto social sería también muy negativo, pues arruinaría para siempre el legado histórico y cultural del valle del Genal y de Ronda, que sufrirían una colonización social sin precedentes al colocar el trazado en fase especulativa a los terrenos en kilómetros la redonda, atrayendo al urbanismo masivo y despersonalizado típico hoy día, por desgracia, de la Costa.

En el aspecto económico, el tremendo coste de la obra no podría justificar decentemente unos minutos de adelanto en ir de la Costa a Ronda. Semejante derroche de dinero constituye una inmoralidad, en vista de las muchas y distintas necesidades de la serranía y de sus habitantes, en las cuales se podría emplear (fomento de las actividades tradicionales de agricultura, forestal y ganadería, turismo rural, cultural y de naturaleza, nuevas tecnologías -energía solar-), en fin desarrollo endógeno, que es el que beneficia en realidad a la población autóctona. ¿Cómo se puede pensar en una autopista para potenciar la economía de una zona? ¿Menudo análisis y menuda solución!.

Incluso la DGT quizá debería de pronunciarse, puesto que en la parte más elevada (cerca de 1.000 metros de altitud) el trazado tendría frecuentes nieblas y en invierno hielo y nieve asegurados. ¿Se imaginan automóviles acostumbrados al casi perpetuo sol de la Costa, a 120 kilómetros por hora, sin cadenas y con el asfalto helado?.

La puntilla para semejante ocurrencia de autopista es que existen vías alternativas de comunicación mucho menos costosas y que ya se están ejecutando: mejora de la vía de ferrocarril Málaga-Ronda- Algeciras, la carretera paisajística del Genal que une la Costa con Ronda a través de este magnífico valle y la posibilidad de ampliar la actual carretera San Pedro-Ronda. Con ello, aumenta la seguridad y capacidad de dichas vías de comunicación, de un modo infinitamente más barato, gratis para el viajero y con muchísimo menos impacto ambiental y social.

Seguir adelante con estas aberrantes ideas (turismo igual a residencia y autopista igual a desarrollo sostenible), podría obedecer a intereses que nada tienen que ver con la mejora de la calidad de vida y conservación del Patrimonio de la serranía de Ronda y que el lector habrá podido entrever entre las líneas de este artículo.

LA TRIBUNA MALAGUEÑA
Andrés V. Pérez Latorre / Profesor Titular de Ciencias Ambientales, Biología y Turismo de la UMA

1 comentario:

CArmen dijo...

Criticamos ese proyecto de autopista, por supuesto, y también la segunda circunvalación de Málaga y la autopista Torremolinos-Las Pedrizas, por ser totalmente innecesarias, cuando ni siquiera existe algo mucho más básico como es el tren directo Málaga-Granada, que no requiere ninguna ampliación de infraestructuras, o la reposición del tren de cercanías por la costa axarquiense.