sábado, 3 de mayo de 2008

El menudeo de la corrupción política

EL MENUDEO DE LA CORRUPCIÓN POLÍTICA

La corrupción no ha estado presente en la campaña electoral, cuando representa, en mi opinión, uno de los principales peligros, si no el mayor, para nuestra democracia. Suelen quejarse los expertos de que pese a la amplia percepción social de la corrupción, los españoles no están verdaderamente preocupados por ella. Tras las elecciones municipales del 27-M del año pasado, se llegó a decir que la corrupción había ganado, ya que de 133 alcaldes acusados de corrupción antes de las elecciones, un 70% fueron reelegidos.

También dicen que la solución pasa por los partidos políticos y los medios de comunicación, sin tener en cuenta que los primeros carecen de estímulo alguno para acabar con la corrupción, ya que es uno de sus principales medios de financiación. En cuanto a los medios de comunicación, en su mayoría han devenido en correas de transmisión de los primeros y saben de lo peligroso que es sacar un caso de corrupción, ya que la competencia acostumbra a contestar con otro del partido contrario.

Los corruptos legitiman sus actuaciones en base a la red de clientelismo que organizan, y son numerosos los ejemplos de que se persiga al que denuncia por poner en peligro tal modus operandi, de lo que puedo dar testimonio personal. Sin la presión ciudadana no se controlará la corrupción existente, y para ello es preciso que se expliquen en primer lugar no las supuestas ventajas, sino los costes de la corrupción para el bien común, para los ciudadanos, con casos concretos, no en genérico.

Y en segundo lugar los ciudadanos tenemos que ver el coste que tiene la corrupción para sus responsables y beneficiarios, con el decomiso de los patrimonios ilícitamente adquiridos y con la pena de prisión para sus principales responsables.

Son recetas ya conocidas, pero falta ‘poner el cascabel al gato’ y tal papel corresponde de forma coordinada a los funcionarios públicos implicados en el control de lo público: jueces y fiscales primordialmente; también a los notarios y registradores y a los funcionarios responsables de las tareas de fiscalización de la gestión pública, interventores en las tres escalas de la Administración Pública, secretarios municipales y, por supuesto, a las fuerzas de orden público, como las recién estrenadas unidades de delitos urbanísticos de la Guardia Civil.

Porque existen excepciones a la tópica utilización de la apatía popular, al contar con ejemplos de voto higiénico en las últimas municipales, precisamente en aquellos lugares donde el escándalo de la corrupción generó indignación social.

La corrupción endémica

Espectáculos como el de la Operación Malaya o el de la Operación Guateque no han facilitado precisamente la indignación moral de los ciudadanos, al verlos como un entretenimiento más que como un tumor social. El problema de la corrupción en España no es de los personajes de la prensa rosa, ni sus responsables más comunes atesoran cuadros de Miró en sus infinitos cuartos de baño o de spa. El principal problema de la corrupción en España es el del menudeo de la corrupción, el que sucede en el urbanismo de la mayoría de los 8.000 ayuntamientos españoles, de todos los tamaños y colores y en muchas de las contrataciones públicas, que van desde la adjudicación de un servicio de aguas a una constructora, a la contratación de una asistencia técnica de un arquitecto.

Precisamente el juez Miguel Ángel Torres, responsable de las mayores operaciones contra la mafia inmobiliaria, Operación Ballena Blanca y Operación Malaya, es el que ha alertado contra la corrupción ‘de baja intensidad’ en el sector inmobiliario, ya que lo de los maletines o bolsas llenas de dinero son las excepciones. Los métodos son más sutiles: se inicia con felicitaciones navideñas acompañadas de regalos, invitaciones a restaurantes, palcos de fútbol, a los toros, asistencias a congresos en hoteles de lujo. El paso siguiente es la participación en algún negocio o el convencimiento de que construyendo muchas casas se pueden ganar las elecciones o conseguir un ascenso en la carrera de funcionario.

Sin embargo, aunque existan tentaciones, también hay quienes las resisten, y así algunos de los casos anticorrupción más espectaculares se han debido al buen quehacer profesional de jueces y fiscales, como los casos recientes del juez Miguel Ángel Torres, en Marbella o del juez Santiago Torres, en Madrid. Tuvieron que pasar muchos años para que esos casos se abordaran judicialmente y sus responsables pasaran por la cárcel. Antes hubo muchas víctimas, pero por parte de los denunciantes, funcionarios vocacionales.
Revista ECOVOZ


Fernando Urruticoechea Basozábal
Economista-urbanista e interventor tesorero de Administración Local con habilitación estatal

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